No es raro mentir un poco en el cuestionario de salud cuando compramos un seguro de vida. ¿Tomas drogas? ¿Cuánto alcohol bebes?… es tan difícil ser honesto, es como si nuestra madre nos preguntara. Pero ojo, hacer trampa puede liberar a la aseguradora de indemnizar al asegurado o a sus herederos si se da el caso.
Al comprar un seguro de vida, la mayoría de las aseguradoras envían al cliente un cuestionario previo al contrato o realizan una entrevista telefónica grabada.* El asegurado puede mentir todo lo que quiera en el cuestionario de salud, pero en el caso de que deba solicitarse el pago del capital asegurado, la compañía comprobará si está obligado a hacerlo o si existe alguna deficiencia que le exima. Y una de las razones de la exención será que mintió en el cuestionario de salud.
Este cuestionario antes de comprar un seguro de vida no es obligatorio por ley, pero las empresas a menudo quieren saber qué tan alto es su riesgo con cada cliente. En cierto modo, la Ley de Contrato de Seguro ampara el derecho a conocer el estado de salud del asegurado cuando establece en su artículo 10 que “antes de la celebración del contrato, el tomador del seguro está obligado a explicar al asegurador, según el cuestionario presenta, todas las circunstancias conocidas por él, que pueden influir en la evaluación del riesgo.
Mentir en el cuestionario de salud del seguro de vida
Las preguntas que se suelen hacer en un cuestionario de salud incluyen los llamados “datos de interés”, como peso, altura, hábitos de vida, adicciones… También hay preguntas sobre síntomas como mareos, dolores de cabeza, convulsiones, etc. Se le pregunta al cliente si alguna vez ha estado hospitalizado, si está planeando un procedimiento, si tiene alguna condición médica subyacente o si tiene ciertas condiciones cardiovasculares, respiratorias, digestivas, dermatológicas, psiquiátricas u otras. También debe incluir los medicamentos que está tomando.
Estas preguntas no se ven como una invasión de la privacidad, sino como la forma en que las aseguradoras evalúan el riesgo que asumen al asegurar a un cliente. Por supuesto, no pueden preguntar sobre asuntos privados como la orientación sexual.
Si alguien no se ha hecho un análisis de sangre en su vida, no sabe cuál es su nivel de colesterol y muere de un infarto a los dos días de haber firmado la póliza, se puede argumentar que el fallecido no sabía; pero si su historial médico muestra que estaba tomando medicamentos, que tenía sobrepeso y que se hacía controles periódicos, se puede sospechar que mintió en el cuestionario de salud.
Por el contrario, aunque el cliente responda con la verdad, siempre puede haber enfermedades de las que no era consciente o trastornos mentales de los que no era consciente. Y no pasa nada. Lo único que persigue la ley es el engaño.
Nunca se debe mentir en el cuestionario de salud. tienes que decir la verdad La empresa evalúa el riesgo y lo rechaza si el cliente no encaja. Pero siempre es mejor que nos digan de antemano que no pagarán el seguro después de toda la vida. ¿Qué pasaría si creyéramos que nuestros seres queridos tienen un futuro seguro, no es cierto? ¿Qué sucede si nosotros mismos tenemos una discapacidad y la compañía de seguros no responde porque cree que mentimos en el cuestionario de salud?
Consideremos que este tema es una de las causas de perjuicio más comunes entre aseguradores y asegurados en el cuestionario de salud.
No se trata de un simple trámite
El cuestionario de salud no es un mero trámite y puede tener repercusiones. Es importante para la empresa y para el asegurado. El mismo artículo de la Ley de Contrato de Seguro antes citado establece que “si el asegurador no entrega al asegurado un cuestionario de salud, no podrá invocar ninguna circunstancia relacionada con la falta de información sobre el riesgo del asegurado”.
En otras palabras: por un lado, la empresa no debe pagar indemnización si el cliente oculta enfermedades o patologías a sabiendas. Por otro lado, si no solicitó ninguna información, no puede confiar en el engaño, el fraude, la intención maliciosa o el hecho de que el cliente pudo haber mentido en el cuestionario de salud.
Por otro lado, el cliente no tiene la obligación de decir más de lo que se le pide. Es decir, si no reporta una enfermedad por la que no se le preguntó, la empresa no puede alegar que no se le notificó.
Otro caso que se puede dar es que al contratar un seguro de vida sean los propios empleados del banco los que rellenen los datos en lugar del asegurado para poder conceder un préstamo o firmar una hipoteca. Está claro que este cuestionario no es válido en caso de siniestro: la compañía debe asegurarse de no poder alegar que el asegurado mintió en el cuestionario de salud.
El cuestionario debe estar firmado y también firmado por la persona asegurada. Si no es así, significa que la aseguradora no ha seguido el procedimiento, por lo que nunca podrá alegar que se mintió en el cuestionario de salud.
Este documento es de gran importancia para las reclamaciones de seguros. Si la aseguradora no llena el cuestionario de salud, es problema de ella y no puede dejar de pagar.
Chequeo médico
Por regla general, las aseguradoras exigen un cuestionario de salud, pero en determinados casos también pueden exigir un examen médico a sus clientes. Este puede ser el caso si el futuro asegurado quiere contratar un seguro de vida por un importe elevado o si ha alcanzado cierta edad, lo que implica una mayor susceptibilidad a enfermedades y problemas de salud.
En ningún caso el cliente deberá pagar por el examen médico.* Otro método utilizado por algunas aseguradoras es que un médico de la empresa responda las preguntas del cuestionario médico, a veces por teléfono.
En cualquier caso, nuestro consejo es nunca mentir en el cuestionario de salud. En caso de duda, busque el asesoramiento de corredores de seguros expertos como nosotros que trabajamos con todas las compañías. Cuéntanos tu caso y podremos asesorarte en lo que es mejor para ti y tus herederos. Estamos aquí para ayudarte.